dimecres, 7 de gener del 2009

Papeles, vida.

Podríamos comparar la vida de una persona a un papel.

Sí, papeles.
Los hay de muchos tipos: blancos, reciclados, de colores, brillantes, gruesos, finos, densos, frágiles, cuadrados, redondos, grandes, pequeños… pero siempre constituidos de una misma materia prima.

Sobre ellos, se suele escribir; no obstante, lo podemos hacer con diferentes materiales: una buena pluma, un bolígrafo corriente, un rotulador permanente, uno fosforito, un lápiz, pinturas de colores…pero todos, para constituir nuestros sucesos y pensamientos.

No sólo podemos escribir nosotros mismos; la mayoría de veces, el papel está escrito por segundas o terceras personas. Unos lo harán con buena caligrafía, un buen utensilio y una buena ortografía; otros lo harán con garabatos escritos rápidamente o, hasta incluso, tratarán de rayarlo o colapsarlo.

El problema llega cuando queremos borrar algo: ¿qué utilizar?
Un borrador puede ser suficiente para eliminar de la hoja algo escrito con lápiz. También podríamos utilizar un corrector para cubrir aquello que no puede desaparecer tan fácilmente, o hasta incluso, podríamos hacer un rápido y sucio tachón.
Habrá otros elementos que serán imposibles, o muy difíciles, de borrar.
Sea como sea, siempre quedará una marca en nuestro folio que se notará más o menos, dependiendo del material utilizado, de nuestro propio tipo de papel o del sujeto encargado de eliminar aquello que deseemos suprimir.

El paso del tiempo acaba empeorando el estado de nuestra hoja, hasta tal punto en que se desvanezca completamente.
Pero todos sabemos que la vía más rápida de acabar con un folio puede ser, el agua o el fuego.
En ambos casos dispondremos de otro tipo de materia, otro tipo de componente.

¿Hasta qué punto desvanecen nuestras vidas?
¿Qué es de esa ceniza?


3 comentaris:

TPHyo* ha dit...

interesante comparativa, me ha gustado bastante la verdad, intentare sacar mas tiempo para pasar por aqui mas a menudo, buen blog y buen contenido, me uno a tus seguidores ^^

Anònim ha dit...
L'autor ha eliminat aquest comentari.
Anònim ha dit...

Qué bien está analizado todo, cada detalle, cada palabra (:
Cuando muera, me reencarnaré en en un girasol. ¿Y por qué? Siempre altos y gallardos, nunca dejan de brillar.
Es una frase de una película, pero que encaja bien con lo qeu yo pienso de la muerte =)

Cristina...