diumenge, 14 de juny del 2009

A la folie.

On se dit souvent que rendre fou est chose si étrange.
Je ne suis pas sûr.
J’aime trop jouer à la folie, ou sinon avec elle.
Nôtres conversationnes sont belles ; vous, ma folie, l’unique qui ne me quitte pas, ni me quittera jamais.
Moi, je le ferai non plus.
J’adore quand tu m’envahis et me fais serrer mon oreiller dans mes bras, et je l'embrasse, en pensant à lui.
L’imagination que tu me donnes me fait sentir celui qui est moi.
Vous êtes mon essence.

Merci, ma chère folie.

Suis-je fou ?


dilluns, 11 de maig del 2009

Dreaming about you.

Los sueños engañan.

A veces, muchísimo.

Hasta un punto en que alteran nuestro día a día.

Que me lo digan a mí.

 

Te echo de menos.

dilluns, 27 d’abril del 2009

By Mandy

El otro día, me sorprendí al ver que en mi libreta nueva había una dedicatoria. Me pareció tan genial que me apetece escribirla aquí.

Invariablemente. No puedo depende de lo inestable, como el clima. Hoy nubes, mañana chubascos, ¿y pasado? Quién sabe…
¡Naranja! Lo absurdo te convierte en egocéntrico. Un día te confundí con mi sombrero. Ni lo sueñes.
Inestable. Pues el lunar de tu nuca es la puerta de salida. Y aún me pregunto por qué sigo escribiendo sobre ti invariablemente.
Me hiciste coger margaritas, pequeño inestable, pero no logré encontrar la salida, tan sólo que el tiempo pasaba más deprisa acumulando fotogramas hasta en el último encontrarla: ese anaranjado, caótico lunar.
Una taza de café, dieciséis caladas y unas gotas de lluvia más tarde, rebotamos contra el cielo.
Aquellas noches nos habían absorto.

Por Amanda.

Gracias nubecita.

diumenge, 26 d’abril del 2009

Plátano.

La constante batalla entre la imaginación y la realidad difumina la línea que existe entre ellas, casi la hace desaparecer.
Conseguir una unión simbiótica entre ambas es una difícil tarea, un alto gasto para la persona en sí, y la humanidad; condenada a desaparecer.

¿Perdemos el tiempo?

dimecres, 7 de gener del 2009

Papeles, vida.

Podríamos comparar la vida de una persona a un papel.

Sí, papeles.
Los hay de muchos tipos: blancos, reciclados, de colores, brillantes, gruesos, finos, densos, frágiles, cuadrados, redondos, grandes, pequeños… pero siempre constituidos de una misma materia prima.

Sobre ellos, se suele escribir; no obstante, lo podemos hacer con diferentes materiales: una buena pluma, un bolígrafo corriente, un rotulador permanente, uno fosforito, un lápiz, pinturas de colores…pero todos, para constituir nuestros sucesos y pensamientos.

No sólo podemos escribir nosotros mismos; la mayoría de veces, el papel está escrito por segundas o terceras personas. Unos lo harán con buena caligrafía, un buen utensilio y una buena ortografía; otros lo harán con garabatos escritos rápidamente o, hasta incluso, tratarán de rayarlo o colapsarlo.

El problema llega cuando queremos borrar algo: ¿qué utilizar?
Un borrador puede ser suficiente para eliminar de la hoja algo escrito con lápiz. También podríamos utilizar un corrector para cubrir aquello que no puede desaparecer tan fácilmente, o hasta incluso, podríamos hacer un rápido y sucio tachón.
Habrá otros elementos que serán imposibles, o muy difíciles, de borrar.
Sea como sea, siempre quedará una marca en nuestro folio que se notará más o menos, dependiendo del material utilizado, de nuestro propio tipo de papel o del sujeto encargado de eliminar aquello que deseemos suprimir.

El paso del tiempo acaba empeorando el estado de nuestra hoja, hasta tal punto en que se desvanezca completamente.
Pero todos sabemos que la vía más rápida de acabar con un folio puede ser, el agua o el fuego.
En ambos casos dispondremos de otro tipo de materia, otro tipo de componente.

¿Hasta qué punto desvanecen nuestras vidas?
¿Qué es de esa ceniza?